Cine de ahora, cineastas del pasado | Columna | Por Branndon Blanco

En las últimas semanas, el reconocido director de cine británico Ridley Scott (Alien, 1979) ha estado de nuevo en las conversaciones no solo de cinéfilos, sino también de usuarios de redes sociales que criticaron sus comentarios responsabilizando a los millennials del fracaso en taquilla que representó la cinta ‘El Último Duelo’, estrenada el pasado mes de octubre. La película protagonizada por Adam Driver y Matt Damon les costó a Disney 100 millones de dólares, y para la última semana de noviembre apenas ha recaudado poco menos de 30 millones a nivel mundial.

The Last Duel (2021) Dir. Ridley Scott

La polémica se desató cuando el 22 de noviembre pasado en el podcast del comediante Marc Maron, se le preguntó a Scott por qué las cifras de recaudación no eran las esperadas para la película, es cuando Ridley respondió que la campaña de marketing desarrollada por Disney fue buena y estaba contento con eso, sin embargó, recalcó que los problemas de recaudación no corresponden totalmente a la pandemia, sino a al público, incluso alegó: “lo que tenemos hoy es al público que se crio con esos malditos teléfonos móviles. Los millennials, que nunca quieren que se les enseñe nada a menos que se lo digas en su teléfono”.   

Russell Crowe en Gladiator (2000)

No pasó tanto tiempo para que los internautas comenzaran a burlarse de la respuesta de Scott, la cual la calificaron típico con respecto a su edad, pues el director británico tiene a sus espaldas 84 años, pero cuenta con una filmografía cercana a las 30 películas, muchas de gran renombre como Thelma & Louise (1991), Black Hawk Down (2001) o The Martian (2015). Creo que su comentario no estuvo del todo bien estructurado, pues los denominados millennials son aquellos nacidos entre 1980 y 1990, justo aquel público que se maravilló viendo Gladiator (2000) o Hannibal (2001), por lo que es más seguro que realmente se quiso haber refiero a la denominada generación z.

En cierto sentido, comprendo y estoy a favor de las declaraciones del director británico, pues no es una mentira que   hoy por hoy muchos jóvenes únicamente se informan mediante influencers, o solo consumen lo que algún líder de opinión de las redes sociales más populares como Facebook o TikTok recomienda, a esto se le suma que su película este ambientada en la época medieval y con una duración de 152 minutos, factores que sin duda hicieron al gran público pensarse 2 veces acudir a las salas de cine a ver el último estreno de Scott. Además, quizá las generaciones actuales no conocen la carrera de este cineasta, y es que este director gozó de mucha popularidad entre las que generaciones pasadas.

No es la primera vez que un cineasta de la vieja escuela se manifiesta en contra de los consumos culturales de las generaciones actuales. En plena espera del blockbuster de Sony y Marvel, Spiderman: No Way Home, sumada a la fiebre por el cine de superhéroes, las declaraciones de Martin Scorsese del 2019 siguen siendo fuente controversia, polémica y burlas. Hace ya 2 años que el director de Goodfellas (1990) declarará que las películas de Marvel Studios no eran cine. Esta opinión del italoamericano se tergiversó demasiado, incluso en posteriores publicaciones para el New YorK Times tuvo que explicar a qué se refirió.

Robert De Niro y Martin Scorsese en el set de Goodfellas (1990)

Para Scorsese, el cine corresponde a una revelación estética y narrativa, además de ser un revoloteador de sensaciones, características que, según él, las películas de superhéroes no poseen, pues se centran más en la espectacularidad, efectos especiales y en la inmediatez de producciones. Nuevamente, comparto opinión con este otro director del Nuevo Hollywood, pues si bien, esta es su forma personal de concebir el cine, de igual forma declaró que este tipo de cintas acaparan las salas, por lo que no hay espacios para cineastas emergentes y películas más propositivas.

Si sumamos la opinión de Ridley Scott con la de Martin Scorsese, esta ecuación cinematográfica nos da como resultado una audiencia totalmente pasiva, que únicamente acude a las cintas que más estímulos les proporcionen, a la que las propuestas nuevas o con mayor carga narrativa, poco o nada les interesan. Lamentablemente, estos dos cineastas están siendo relegados a un nicho muy específicos, a públicos que, si se encuentran con sus cintas, es porque realmente las querían ver, o era lo que buscaban, no una persona que únicamente busque entretenerse durante un parte horas.

Fanáticos durante el estreno mundial de Avengers: Endgame (2019)

¿Ir al cine únicamente para entretenerse está mal? Para nada, al menos lo que pienso es que debería de ofrecerse más y mejor entretenimiento, variar las producciones, no acaparar toda la gran mayoría de sala ni de horarios en los complejos cinematográficos con las mismas cintas. Hoy en día afrontamos una situación realmente extraña y compleja, pues, realmente, la experiencia cinematográfica convencional, con butacas, tienda de dulces y con la gente reunida, se encuentra en peligro de extinción, pues muy pocas cintas estrenadas durante la pandemia por COVID-19 han logrado recuperar lo invertido. Ante esto las plataformas de streaming han hecho lo propio, fungiendo como distribuidores y exhibidores, poniendo en jaque a las grandes cadenas cinematográficas.

El futuro de la experiencia cinematográfica convencional es incierto


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